Quiero estar feliz en Navidad, pero viene la nostalgia y ...

"Navidad, Navidad, blanca Navidad, tú nos encaminas rumbo a la ilusión". ¿Qué siente cuando escucha este estribillo del popular villancico? ¿Alegría?, ¿el espíritu navideño lo invade y motiva? O, tal vez, tristeza, melancolía y ganas de que diciembre pase más rápido que volando.


Lamentablemente, las fiestas de fin de año no tiene el mismo significado para todos. Hay un grupo vulnerable que puede deprimirse, por lo que hay que estar atentos para ayudarlos a levantar esos ánimos.


Para Rigoberto Barrera, licenciado de 32 años, la Navidad es una temporada triste porque lo traslada a épocas pasadas junto a personas que ya no están a su lado, "cuya ausencia duele". Sarah D., estilista de 43 años, suspira aliviada después de cada 24 y 31 y da gracias porque ya terminaron y con ellos una profunda nostalgia.


Como ellos existen muchas personas, aún las más equilibradas emocionalmente, que experimentan el llamado "blues de Navidad" o depresión navideña. Se trata de un bajón en el estado de ánimo acompañado de cierta nostalgia.

Entre compras, regalos y reuniones sociales, ocultamos tristezas y melancolías propias de la época, que cabe preguntarse si son normales o no. "Sí, son normales", responde el psiquiatra y terapeuta Dr. José Miguel Fortín Magaña.


"Se da una regresión a la infancia, a la luz de elementos como el árbol, las luces, los regalos y la figura de Santa Claus, siendo propensos a experimentar sensaciones que tuvimos de niños como alegría y magia, que se matizan, como adultos, con un poco de soledad, provocando nostalgia", afirma el especialista.

Algunos recuerdan las navidades con sus hijos cuando eran niños ahora que han dejado el "nido", un ser querido fallecido cuya ausencia se acentúa, familiares que viven en el extranjero, rupturas sentimentales o simplemente épocas pasadas donde han sido felices. El común denominador es la ausencia o la pérdida.


"Existe un cordón entre el pasado y el presente que puede ser muy doloroso al recordar eventos difíciles —no resueltos— que causan tristeza, melancolía y, en su grado extremo, depresión", explica Fortín Magaña.


¿Tengo depresión?


Ante todo, hay que diferenciar entre la característica tristeza o nostalgia que sentimos en estos días de la depresión que algunos pueden llegar a desarrollar, ya que hablamos de dos cosas distintas.


La depresión es una enfermedad psicológica en la que prevalece un estado de ánimo con ciertas características que duran, como mínimo, dos semanas y que tienen que ver con la motivación que lo causa.


"Implica sentimientos de inapetencia, insomnio, desgano, pérdida de motivación, energía, deseos de llorar, tristeza, etc. Para que haya un episodio depresivo, deben existir al menos dos semanas de ese sentimiento con los síntomas descritos y no estar condicionada por una enfermedad médica", asegura el terapeuta.


Las causas que propician la tristeza navideña y la depresión deben diferenciarse. La primera se da por los elementos propios del ambiente y la depresión puede manifestarse por dicho ambiente o traer un curso anterior e intensificarse en estos días.


Todos sentimos, en algún grado, nostalgia en Navidad; lo que no es normal es que esa tristeza tome otras dimensiones, prevalezca más tiempo, interfiera en las actividades diarias y en el dormir y comer, ya que estamos hablando de una depresión.


Lo más correcto en estos casos de depresión es buscar ayuda especializada.


Eso es lo que promueven en estos días los medios y la sociedad, "pero cuando se carece de dinero o no se tiene familia, estos mensajes son penosos, y lo único que consiguen es que la persona que no posee esos elementos se sienta mal y, por consiguiente, deprimida", resalta Fortín Magaña.


Por otro lado, en esta etapa del año se da la tendencia de comprar, beber o comer con exceso para llenar vacíos.

"El comprar disminuye la tristeza, ya que se libera adrenalina y serotonina, sustancias que mejoran el estado de ánimo; además, al estar ocupados comprando, tenemos menos tiempo para pensar y estar tristes."


Sin embargo, "para quitarnos la pena", no necesitamos saturar las tiendas de los centros comerciales y llevar al límite nuestras cuentas. Regalar y auto-regalarse es sano, sin perjudicar nuestro bolsillo.


Aunque las reuniones con amigos y las compras hacen que se disfracen o minimicen los sentimientos tristes, hay quienes se estresan al tener que aceptar invitaciones cuando no están de ánimo.


La persona deprimida evita relacionarse y prefiere la soledad.


Las adicciones están en peligro en esta víspera por la nostalgia y la soledad que algunos experimentan.


Asimismo, las relaciones personales que no han estado bien durante el año a veces recrudecen en esta época; otras, se benefician y logran resolver sus conflictos y empiezan una nueva etapa.


Por todo lo anterior, las navidades se ven contrastadas de felicidad para algunos y de tristezas y presiones para otros.


Volver al sentido auténtico de la Navidad, tener una celebración espiritual que invite a la renovación interna, es la mejor celebración que podemos tener si sentimos tristeza en contraste con la usual alegría.


Amor, tiempo y paciencia son la clave para que en lo sucesivo la Navidad vuelva a ser la encantadora, blanca, divertida y mágica Navidad que todos desean.

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